Perdido sin rumbo, entre un millón de personas me pierdo.
Mi primer día en la ciudad, un poco raro por así decirlo.
Me sentí un poco sólo y un poco extraño.
Nunca había vivido en una ciudad, siempre he sido un chico de pueblo, me gusta el campo, y que la gente en los pueblos conozca a todo el mundo.
Pero claro, tenía que vivir en la ciudad para estudiar, la experiencia al fin y al cabo estuvo bien, conocí a mi gran amor, era de mi clase de Historia, un día por casualidad nos topemos en clase y como los dos eramos nuevos pues nos pusimos juntos en la mesa, hablando y tal nos empecemos a conocer más a fondo, y por fin llego el gran día de salir con ella, y aquí estoy, tan feliz escribiendo esto, con una mujer, y dos hijos.
Adoro los cambios de pueblo a ciudad.
Nerea Pérez Buendía.
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